El vidrio se forma con diferentes tipos de
sales. El componente más importante es el dióxido de silicio en forma de arena.
Para fabricar el vidrio común se añaden carbonato sódico y piedra caliza
(carbonato de calcio). El tono verdoso del vidrio antiguo se debe a las
impurezas de hierro de la arena. Los vidrios modernos incorporan otros
ingredientes para mejorar el color y algunas de sus propiedades, por ejemplo,
la resistencia al calor.
Existen una gran variedad de vidrios y una
gran diversidad de procedimientos industriales o artesanales. Según los usos a
los que están destinados, se pueden distinguir seis tipos de productos de la
industria vidriera: el cristal de vidrio ordinario; el cristal para ventanas,
puertas, mobiliario, espejería e industria del automóvil; los “vidrios huecos”
para la botellería y la cubiletería; los “vidrios técnicos”, para la óptica,
las ampollas, los tubos del televisor, etc.; la fibra de vidrio, utilizada como
textil, o utilizada en la forma de paneles que sirven para el aislamiento
térmico; y el vidrio trabajado a mano. Todos estos vidrios difieren
sensiblemente por su composición, y sobre todo por las técnicas utilizadas para
su fabricación.
El vidrio es el más universal de los envases,
al no contar con contraindicación de uso alguna. Está presente en la práctica
totalidad de los sectores y en algunos de ellos en exclusiva, aunque es la
industria agroalimentaria a la que más estrechamente ligado se encuentra.
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